jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Quién Mató a Avellaneda?

En sus tiempos de localidad fabril y sindicalizada, Avellaneda fue protagonista de un asesinato que ocultó disputas políticas y luchas de poder. El crimen, toda esa trama de misterios y engaños, y las características de aquel polo industrial lindante con la Capital Federal, fueron magistralmente reconstruidas por Rodolfo Wash en el libro ¿Quién Mató a Rosendo?.

“Ciudad que se levanta temprano, resoplando en los hornos y las chimeneas de sus cinco frigoríficos, setenta fábricas de automóviles, máquinarias y aparatos, cincuenta metalúrgicas, cuarenta plantas químicas, treinta textileras, tres mil talleres chicos y más de cincuenta mil obreros industriales. Ciudad que se acuesta temprano, sólo quedaba un hilo de gente, en la avenida Mitre, en los cafés alrededor de la plaza Alsina, en el bar El Plata, en la confitería y pizzería La Real.”

Así pintaba al barrio con palabras al fin del capitulo Avellaneda. En esa localidad había ocurrido el asesinato que el periodista se dedicaría a investigar con la misma obstinación y rigurosidad con las que ya había reconstruido la “Operación masacre” y con las que develaría “El caso Satanovsky”.

En esas pocas páginas, el periodista y escritor describe magistralmente aquel polo industrial que era Avellaneda en la década del 60. Pero los mismos que se encargaron de quitarle brutalmente la vida a Walsh, como a tantos otros, arrasaron con el paisaje industrial que imperaba en ese entonces.

A Avellaneda todavía le restaría un golpe de gracia. Con Carlos Menem sentado en el sillón de Rivadavia. la década del 90 agudizaría la apertura neoliberal iniciada por Videla y Martínez de Hoz.. Este Modelo insertó profundos cambios que involucran a la economía, la política y la cultura. Se puso fin al modelo de Estado-Nación a través de un achicamiento del mismo que le quitó injerencia en la sociedad.

La transferencia de activos hacía el sector privado, políticas basadas en la libertad de mercado, la disciplina fiscal, el ajuste presupuestario como forma de contener la inflación, y la apertura a las importaciones de productos a un precio imposible de competir para la industria local fueron apagando los hornos y borrando del paisaje de la ciudad el humo que largaban las chimeneas.

Las fábricas de Avellaneda apenas recobrarían algo de vida en manos de los propios trabajadores, que recuperaron las instalaciones, las maquinarias y conformaron cooperativas. La literatura de Walsh, mientras tanto, crecería a un ritmo mucho más acelerado. En su justa medida.

“Más que las calles largas y monótonas, más que las plazas desfoliadas por el humo y los residuos, las fábricas son – eran – aquí los puntos de referencia: la papelera, la cristalería, la Ferrum, la textil.”

¿Quién Mató a Rosendo?, Rodolfo Walsh

Ese lugar que no puede llamarse hogar

Hay quienes se preocupan por si esta temporada, los zapatos de moda se muestran poco accesibles al bolsillo, por si el guardarropa también se resiste al cambio y peor si el tema de los mercados financieros o el dólar influyen en la vacaciones de este verano. Y hay otros que inexorablemente están fuera de esta realidad. Personas que son algo así como una fotografía cruel de la cotidianeidad de otros. Que van de a poco haciéndose parte del paisaje.
María Lidia es una abuela de aproximadamente 90 años. Vive en el pasillo de una zapatería ubicada en Cabildo al 1600, justo a la salida del subte D, estación José Hernández. Allí tiene sus bolsos con ropa y lo que llama la atención, una escoba y una palita prolijamente embaladas. Las vendedoras de la zapatería, les guardan los bolsos de día en el interior de la tienda. “Tengo miedo de que me roben cuando me voy a cuidarle la casa a las señoras”, dice esta abuela que tiene los ojos llenos de tristeza. Según ella, está esperando “que le salga la jubilación”. Ha trabajado gran parte de su vida como empleada doméstica en casas de “señoras de alcurnia” y siempre ha aportado para su retiro. El cual no espera que sea mucho, pero quizás le sirva “para alquilarse una piecita”.
Los familiares de María Lidia viven lejos y tampoco tiene un buen pasar. Cada vez que ella los va a visitar les cocina sus “especialidades y es un plato. Nos ponemos al día de la vida, nos reímos mucho”. Al evocar a su familia, se le llenan los ojos de lágrimas. Pero es un llanto que va más allá, que tiene muchos años.De pronto, en medio de la charla su discurso toma un cariz social y esta mujer se parece a la directora de un establecimiento educativo. “Me duele que la sociedad esté así. Que la familia ya no sea el baluarte de nuestro país. Vos ves a muchos chicos perdidos por ahí, sin apoyo, sin afecto y se te parte el alma. Porque en verdad, hay que asumir que hay personas que tiene cierta maldad pero hay otras que simplemente, no tienen opción”.
Y charla sobre la sociedad, sobre la vida, sobre la bondad de mucha gente en la que realmente cree. Todavía suelen llamarla las “señoras”de algunas casas, para que se las cuiden cuando se van un fin de semana, “o de día si no están, me dejan asearme. Yo aprovecho y les ordeno un poco la casa también porque no quiero aprovecharme”.Es difícil pensar que esta mujer de gestos delicados y buenos modales, quiera aprovecharse de alguien. No interfiere con la gente que acude a la zapatería, ni aprovecha el lugar para mendigar. A veces vuelve más temprano en la tarde, pero la idea es no molestar a los que amablemente la dejan guarecerse allí. Cada mañana y cada la noche, barre su pasillo para armarse su lugar en el mundo, sin odios ni rencores. María Lidia sólo espera que las cosas mejoren por el bien de cada persona de este país.
Si podés ayudarla, aunque sea sólo con una charla, ella está todos los días antes de las 9 y después de las 18.30 h en la zapatería OGGI .

Un partido de todos los vecinos

Desde el año 1996 existen en la ciudad de Buenos Aires unidades de gobierno barriales, más conocidas bajo el nombre de “comunas”. En ese momento fueron creadas por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires con el propósito de descentralizar el poder del Estado porteño y transferirlo a los vecinos de cada barrio.

Recién en el año 2005 se sancionó la “Ley de Comunas” que pretendía definir el funcionamiento, organización y competencias de las mismas. Ese año se conformó el mapa de unas 15 comunas y además se estableció convocar a elecciones de representantes comunales antes de fines de 2006. Sucede que por diversos intereses políticos y trabas burocráticas se fueron retrasando las esperadas elecciones de autoridades de Junta Comunal. Luego de idas y venidas se decidió que se realicen en agosto del 2008. Estamos en el mes de noviembre y las elecciones nunca se concretaron.

En medio de toda esta confusión, falta de datos y retrasos, un grupo de vecinos se reunió para conformar el Primer Partido Vecinal de la ciudad de Buenos Aires que se presentará cuando se realicen las elecciones en las Comunas.
La propuesta del gobierno es realizar el sufragio en el año 2009. Pero teniendo en cuenta estos antecedentes los vecinos están muy preocupados.

El presidente de la Junta promotora del partido, el Ingeniero Juan Carlos Dima, señala que unos de los objetivos de esta iniciativa es que “los políticos tradicionales no secuestren los espacios que son constitucionalmente dados para los vecinos”.

El partido vecinal agrupa a vecinos, asambleas, clubes barriales que bregan por aumentar la participación ciudadana y para generar un instrumento legal que permita a los vecinos ser electos para las Juntas Comunales.

Juan Carlos relata que las comunas tendrán presupuesto propio, funciones específicas como la actuación sobre el espacio público, la administración del patrimonio cultural y la posibilidad de presentar proyectos en la Legislatura.

A decir verdad, la propuesta de las comunas resulta muy atractiva para los que realmente quieren aportar y decidir sobre cuestiones de cada barrio. Y más alentadora es la iniciativa de este grupo de vecinos que propone “romper con el prejuicio de la palabra partido”. Juan Carlos lo diferencia del resto de los partidos nacionales: “Su rasgo diferenciador es que limita su acción al distrito en que se conforma”.

Los vecinos cada vez están más indefensos ante las decisiones que toman los políticos locales, por ello, “la solución -dice Juan Carlos- es convocar a todo aquel que quiera participar e invitarlo a formar parte del primer Partido Vecinal”.

Para más información: www.decomunacuerdo.com.ar contacto@decomunacuerdo.com.ar


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