jueves, 11 de septiembre de 2008

El placer de comer como en casa

Una casona ambientada al estilo europeo, una pizpireta metre de 19 años y un pez espada al estilo limeño que dejaría sin aliento a cualquier fanático de los frutos del mar. Todo eso se concentra en Tía Margarita, un restaurante tan concurrido como familiar que descansa sobre el centro geográfico de la ciudad y que se especializa en pescados y mariscos. Un clásico de Caballito.

La esquina de Pedro Goyena y José María Moreno no sería igual si no fuera por este espacio tradicional, donde disfrutar de una buena comida se ha transformado en el deporte preferido de los visitantes.

Hace 20 años que Tía Margarita abre sus puertas todos los días: mediodía y noche. “Vimos pasar generaciones y generaciones. Hay muchos clientes que venían cuando eran chicos y hoy vienen con sus hijos”, cuenta Omar, que ha sido encargado del restaurante por 19 años y no puede ocultar su orgullo y emoción. A unos metros de distancia lo mira Juan, el mozo más antiguo de todos, tan entusiasmado con la entrevista que interrumpe continuamente y hasta se atreve a opinar sobre la redacción de la nota: “Poné que los mozos son los mismos de siempre, no los cambian nunca. Eso es importante”, acota atolondrado. Cualquiera que entra al restaurante se encuentra con camareros contentos, que disfrutan de su trabajo y se complacen en atender a los comensales.

La sonrisa de Sabrina, cálida y desvergonzada, es la puerta de entrada a Tía Margarita. La joven metre es una muestra gratis del clima agradable que se respira dentro del lugar. Hace chistes constantemente mientras enumera con gusto las sugerencias de la casa: la Ensalada Nas Rocas, con endivias, palta, camarones, palmitos y mayonesa, y el Abadejo Melanzane, acompañado por un timbal de berenjenas, jamón crudo y muzzarella de búfala. De postre, el Krakatoa, un volcán de chocolate relleno de ganache y flambeado al rhum. Un hechizo tan poderoso que obligaría a cualquier nutricionista puritano a sucumbir en la tentación hipercalórica.

Una advertencia para los ansiosos: hay que armarse de paciencia para tolerar una larga espera, porque en la cocina se toman su tiempo para elaborar los platos. De todas formas, una buena panera y la acertadísima decisión de servir champagne helado como entrada sirven para mitigar las almas hambrientas.

Pero lo más importante es que, cuando por fin llega el plato, el cliente descubre gozoso que la espera, sencillamente, valió la pena.

Tía Margarita abre de lunes a viernes de 12 a 17 y de 20 a 1 hs. Precio: $30 a $50. Pedro Goyena 500, Tel. 4925-3544







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