jueves, 25 de septiembre de 2008

Vivir dando vueltas

“Yira, Yira...aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor...”, cantó Jorge Alberto López, quien hace un año vive en una calesita abandonada del barrio de Saavedra.
“Ahora estoy juntando plata, tengo que llegar a 30 pesos así puedo sacar el documento, alquilar un lugar para vivir y bañarme todos los días”, confesó Jorge. El dinero que espera cobrar corresponde a una pensión por edad avanzada.
López tiene 80 años, hace cuatro que vive en la calle, no tiene familia y la gente del barrio lo ayuda llevándole comida y ropa. Además, el anciano junta plástico: gana 70 centavos por kilo.
Todo lo que consigue puede verse en la calesita. En la entrada, dos banderas de Boca cuelgan del alambrado que rodea al juego. Adentro, una escoba rota, sillas de plástico amontonadas y un pasacalle que Jorge usa como rompevientos. El techo de la calesita, le sirve para secar la ropa que lava en una estación de servicio.
Antes de vivir en la calle, Jorge trabajó de mozo durante 10 años y después de peón taximetrero, pero en negro. Cuando se le venció el registro de conducir, le robaron el taxi. Solo y sin dinero buscó trabajo, pero por su edad nadie lo quiso emplear.
“Estaba caminando, buscando trabajo y me caí; todos pensaron que estaba borracho, pero a mí me dolía el corazón”, sostuvo el hombre de la calesita. Había sufrido un preinfarto. Estuvo internado en el hospital Pirovano dos semanas. “En el hospital comía 3 veces por día, no me quería ir”, explica Jorge.
Sin familia y sin techo, López dio vueltas por toda la Capital. Vivió en una galería, en subtes, en una cancha de bochas y en la entrada de un Centro de jubilados; hasta que finalmente encontró la calesita.
En medio de tanta pobreza, Jorge no duda en que siempre hay algo para dar y por eso invita a otras personas sin techo a su humilde morada. Allí pueden resguardarse de la lluvia o dormir reparados del viento. “Mientras puedo ayudo, somos muchos los que estamos sin casa”, afirmó este hombre de barba gris, larga y desprolija.
Su mayor deseo es poder bañarse todos los días, tiene frío y de noche los mosquitos no lo dejan dormir. “Algún día va a salir el tiro por el lado de la justicia, pero no sale nunca”, concluyó el hombre de la calesita.

No hay comentarios:


View My Stats